EL HÁBITO DEL SUEÑO EN LOS NIÑOS

Son bastantes los papas que durante el curso acudís a la consulta buscando una solución a los problemas de sueño que presentan vuestros peques, y la base siempre es la misma, tener un adecuado hábito del sueño, ya que ahí radica casi siempre el mayor problema, normalmente el cómo se duermen. Pero el primer paso para cambiarlo ya esta dado. Ya que veis necesario un cambio y estáis dispuestos a hacerlo, buscando la ayuda necesaria.

Aunque parezca que no, es muy necesario que los papas estén convencidos de la necesidad de un cambio, ya que sois vosotros los que vais a determinar el cómo se hace y cuándo se enseña el hábito del sueño, sin que valga lo que digan los amigos, libros y/o expertos, cada niño es un mundo y lo que a uno le ha servido a otro no, ya que no hay dos niños iguales ni padres que hagan lo mismo con sus hijos.

Para empezar, ¿qué es el sueño? Es un estado fisiológico activo y rítmico, que se repite cada 24 horas, y se alterna con la vigilia.

El sueño infantil es el período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan, asimilan y organizan lo visto y aprendido, maduran física y psíquicamente, e inician y ejercitan su independencia del mundo exterior y de sus padres, por un tiempo que es variable según su edad y conducta.

Dormir supone uno de los primeros conflictos que se tienen que resolver. Se les debe de enseñar y acompañar en el aprendizaje.

¿Y por qué es importante?

– es una función vital para el desarrollo de la vida.

– es un ahorro de energía que utilizan para su correcto desarrollo.

– libera la hormona del crecimiento.

– fija los conocimientos.

– reduce los niveles de ansiedad.

– hasta los 5 años es la actividad en la que más horas invierte.

– existe una relación entre problemas nocturnos y alteraciones diurnas de comportamiento.

– las alteraciones de los patrones del sueño producen estrés familiar y disfunciones escolares.

– enseñarle a dormirse solo es enseñarle a enfrentarse a los problemas y a solucionarlos.

¿Y qué consecuencias puede tener el mal sueño en los niños?

Si son lactantes y niños pequeños, tienen durante el día el llanto fácil, están más irritabilidad, mal humor, falta de atención, dependencia de quien lo cuida, posibles problemas de crecimiento.

Para los padres, les crea inseguridad, sentimientos de culpa, mutuas acusaciones de mimarlo, frustración ante las situaciones, cansancio, sensación de impotencia y fracaso.

Y en niños en edad escolar se observa fracaso escolar, inseguridad, timidez, mal carácter.

Pero,… ¿cuánto debe dormir un niño?

En edad preescolar la media es de 10-12horas al día. Hasta los 3 meses están en un período de adaptación y duermen entre 16-18 horas, con pequeños aprendizajes, recuerdos de aspectos cotidianos como los rituales; entre los 3 y 6 meses, ya diferencian entre día-noche y duerme más por las noches, realizando entonces los aprendizajes básicos; y a los 9 meses ya le podemos enseñar a dormir solo, hasta entonces sólo se habían establecido pautas para aprender.

En la edad escolar duermen unas 10 horas al día. Los adolescentes unas 9 y los adultos 7-8 horas al día.

¿Cuáles son los problemas de sueño más comunes en la infancia? Se considera un problema cuando los patrones de sueño son insatisfactorios para los padres, el niño o el entorno. Normalmente son dificultades para conciliar o mantener el sueño, siendo la solución la reeducación del hábito.

Pero se puede hablar de:

Pesadillas: son sueños que le generan ansiedad al niño y se despierta angustiado, gritando y asegurando tener miedo, reviven experiencias, nueva información y los recuerdos del día, por lo que pueden ser muy reales. Aparecen sobre 2-3 años. El niño es capaz de explicarlas.

Terrores nocturnos: se trata de un sueño muy profundo donde se despierta bruscamente, sudando y gritando, pero en realidad no está despierto, puede incluso que grite y llore con los ojos cerrados y luego se duerma con tranquilidad. Al despertar no recuerda el suceso.

¿Y qué hago en estos casos? Nunca trasladarlo a la cama de los padres, hay que tranquilizarlo en su cama, haciéndole consciente de que conocemos sus preocupaciones y temores, y antes de ir a dormir es conveniente evitar los estímulos ansiosos. En los terrores hay que quedarse con él para evitar que se caiga o se haga daño mientras esperamos a que se le pase.  Aquí os dejamos el link del artículo sobre pesadillas o terrores nocturnos que publicamos anteriormente.

Insomnio infantil: es la dificultad para dormirse solo, lo que se traduce en despertares frecuentes por la noche con dificultad para volver a conciliar el sueño de nuevo sin ayuda. Normalmente se debe a 2 causas, malos hábitos o cambios de rutina.

Somniloquia: hablar durante la noche, gritar, llorar, etc., mientras se está dormido. No  es perjudicial para los niños.

Sonambulismo: se trata de la repetición automática de conductas aprendidas durante el día, pero estando profundamente dormido. Si se le despierta, está desorientado y no recuerda lo ocurrido. No suelen durar más de 10 minutos, y su frecuencia es entre los 4-8 años, y desaparecen espontáneamente.

Apnea del sueño: cuando cesa la respiración, más de 10 segundos, acompañados de fuertes ronquidos y somnolencia diurna.

Hipersomnia: cuando se duermen a todas horas.

Bruxismo: es la tensión acumulada en la mandíbula, no suelen despertar y no tiene consecuencias diurnas, pero si que es conveniente consultarlo co el dentista.

Y ¿qué os podemos recomendar para prevenir los trastornos del sueño?

Para evitar en todo lo posible que suceda alguna de los problemas más comunes al hablar de sueño, es muy importante:

– planificar actividades relajantes antes de ir a dormir. Ya que si acabamos de jugar con la moto por el pasillo de casa, a saltar en el sofá, un partido de fútbol,…, va a estar muy activo para irse a dormir. Pero si por el contrario, la actividad de después ha sido pintar, hacer unas pocas construcciones, leer o ver un cuento tranquilamente en el sofá, el nivel de activación no es tan alto y es más fácil conciliar el sueño.

– evitar que el niño vea escenas violentas o de terror. Por lo que es muy importante el controlar muy bien lo que ven los niños en la televisión, no sólo antes de irse a dormir, sino durante todo el día.

– conocer sus preocupaciones y ayudarle a enfrentarse a ellas y a solucionarlas. Ya que si tienen miedos o pesadillas no se van a ir a dormir tranquilos y por tanto les va a costar conciliar el sueño o se pueden despertar a mitad de noche con pesadillas o terrores nocturnos. Por lo que, al irse a dormir, es muy importante que hayamos hablado con ellos de todo lo que les preocupa y así se vayan tranquilos a dormir.

– enseñarle a seguir durmiendo solo cuando se despierte. Cuando ya han aprendido a dormirse solos y se despiertan es más fácil conseguir que sigan durmiendo en su cama, pero siempre y cuando se lo hayamos enseñado. ¿Y cómo se hace? Repitiendo la misma secuencia que al principio de la noche, es decir, que si antes le acostamos y nos quedamos un poquito en la habitación hasta que se duerma, le cantamos o le dejamos la luz quitamiedos encendida, ahora también, y le diremos que lo estamos haciendo para que aprenda a dormir solito.

– establecer el hecho de acostarse como una rutina, con su horario y su lugar. Los niños son muy rutinarios, porque les da seguridad y saben que va a pasar después, por eso les gusta tanto las rutinas. Por lo tanto, si después de cenar les leemos un cuento en el sofá y luego los llevamos a la cama, poco a poco ellos lo irán interiorizando y lo aprendan, para que en unos meses ellos mismos al acabar el cuento se vayan a la cama sin nosotros decirles nada, o sin protestar. De ahí que sea tan importante que cuando son pequeños hagamos, aunque nos cueste bastante, las cosas en el mismo orden, para crearles a ellos una rutina.

– marcar los límites adecuados con seguridad, firmeza y cariño, sin gritar. Si hemos decidido que es hora de dormir y que puede hacerlo solo, nos debemos mantener firmes y con cariño en la idea, estando preparados a que van a llorar y nos van a llamar gritando, pero es todo normal, ya que en los primeros momentos se sienten inseguros, pero con cariño y seguridad se lo volveremos a explicar, diciéndoles que les estamos enseñando a dormir solos, que estamos aquí para lo que necesiten, dándoles un beso y volviéndoles a acostar.

– reconocer lo bien que duerme y evitar los castigos cuando no lo haga tan bien. Al principio hay que reforzar a la mañana siguiente cuando se haya dormido solo en su cama, y luego, poco a poco, reforzar el que se despierte solo en su cama, evitando el “que pequeño que eres que no sabes dormir solo”, “que pequeño que eres que duermes aún con los papás”, ya que ellos no lo hacen según su edad, sino porque al lado de los papas o cualquier otra compañía, se sienten más seguros y más a gusto, y por eso nos buscan.

– acompañar y enseñar al niño a dormir. Ya que es un proceso, se puede aprender, y es mejor si se hace acompañando al niño en el mismo, debido a que para él supone un cambio muy grande, por lo que lo llevara “mejor” siempre y cuando se sienta acompañado de sus figuras de referencia.

 ¿Cómo se crea el hábito del sueño?

Lo primero que os voy a comentar es lo que NO hay que hacer para dormir a los niños. No hay que:

– Mecerlo en la cuna o en brazos, o pasearlo en el carrito, ya que se acostumbran a dormirse con ese movimiento y no aprender a dormir tranquilos en la cama.

– Darle la mano o acariciarlo, tocarlo o dejar que nos toque, por lo mismo, se acostumbran ad dormirse con ese contacto.

– Subirlo al coche y darle una vuelta.

– Amamantarlo o darle un biberón o agua. Se puede hacer como hábito de sueño, pero no que se duerma chupando o bebiendo.

– Ponerlo en nuestra cama, porque aprende a dormir en la cama con nosotros, pero no solo en su cama.

– Dejarle trotar hasta que caiga rendido, porque al final se caen de cansancio, muchas veces enfadados y no tranquilos, además de no estar enseñándoles un buen hábito de sueño, porque no saben cuándo y como dormir.

– Cantarle.

– Esperar junto al niño hasta que se duerma, ya que así no le enseñamos a dormir solo, sino que le estamos enseñando a dormir con nosotros.

– Tomar un atajo y acortar la rutina.

– No se debe dejar que el niño se duerma en el sofá y trasladarlo después a la cama. Aprende a dormir en el sofá, en el comedor,…, y cuando se despierta en la cama no sabe como ha llegado hasta allí y nos llama, y es entonces cuando nos acostamos con ellos o los llevamos a nuestra cama, por lo que si que antes se ha dormido solo pero no lo hemos enseñado un buen hábito de dormir, que es lo que queremos, que se duerma solo y en su cama.

Para crear una rutina adecuada, primero debemos de tener en cuenta:

-deben diferenciar luz-oscuridad, ruido-silencio, por lo que cuando duerman durante el día no debemos hacer nada para bajar el ruido ni impedir que entre la luz del sol, por la noche si.

– establecer una hora para acostarse y mantenerse cada noche: baño (relaja y separa el día de la noche), cena y a dormir.

– No darle de comer en su habitación, ya que deben separar hábitos de comer y dormir.

– Pasar un rato agradable fuera de su habitación y en una actividad relajante.

– Se le deja junto a elementos externos como puede ser su peluche de dormir, le damos las buenas noche y “hasta mañana” con un gran beso.

 Y ¿cómo reeduco el hábito del sueño?

Hay que seguir mismos pasos que para crear la rutina, teniendo en cuanto lo que os he dicho al principio, sois vosotros, y sólo vosotros, los que decidís cuándo y cómo hacer. Vosotros decidís cuál es el mejor momento para reeducar el hábito, ya que debéis de estar tranquilos y confiados, tanto en vosotros como en el método que elijáis. Los niños van a aprender todo lo que vosotros les enseñéis. Y vosotros sois lo que vais a decidir cómo lo vais a hacer, eligiendo el método que mejor se adapte tanto a vosotros, vuestras costumbres y necesidades como al carácter y características del niño, ya que hay niño que por ser más demandantes o más mayores, o por las rutinas aprendidas previamente, les aconsejamos uno u otro.

El objetivo que os debéis marcar y no debéis nuca de olvidar es que le estáis enseñando a dormir, que está aprendiendo da que no le hemos abandonado por la noche, que le estamos educando y no castigando.

Los lloros son la principal manera de comunicarse, por lo que usemos un método u otro van a aparecer, con lo que se puede complicar, ya que nos dan ganas de cogerlo, consolarlo y esperar hasta que se duerma, pero hay que tener en cuenta nuestro objetivo y no abandonarlo.

Pero, ¿qué problemas podemos encontrar?

-no concilia el sueño: hay que revisar las rutinas previas y modificar aquello que no proceda, lo cual suele ser el que no tiene una actividad tranquila antes de acostarse, que siempre sea la misma rutina o la misma hora de irse a dormir.

se acuesta tarde: también revisaremos las rutinas y no concienciaremos en respetarlas.

nos tenemos que quedar o acostarse con el niño hasta que se duerma: sustituimos a los padres por otro objeto con el que dormir, como el muñeco, para que cuando se despierte lo busqué y concilié el sueño él solito.

se levanta por la noche y se va a la cama de los padres: volvemos a revisar las rutinas y volvemos a enseñarle a dormir, no olvidando que nuestro objetivo es que se despierte en su cama, premiando el despertarse en su habitación.

tiene pesadillas: como ya hemos dicho antes, vamos a la habitación y lo tranquilizamos, pero no lo cogemos y nos lo llevamos a la nuestra. Por la mañana le preguntaremos, y si lo recuerda inventaremos un cuento o el “Cajón de los monstruos”.

reclama a sus padres continuamente: tranquilizarlo y darle la seguridad que estamos a su lado, que no se sienta abandonado, y si es porque nos quiere contar algo que lo deje para mañana.

se despierta muy temprano: enseñarle a permanecer en su cama tranquilo, sin que nos llame, colocando varios juguetes en la cama, para que cuando se despierte los coja y se quede jugando en la habitación.

hay que pasearlo para que se duerma: enseñarle a conciliar el sueño.

duerme siestas largas: despertarle levantando la persiana o hacer ruido, acercarse y acariciarle la espalda, susurrarle que es hora de despertarse, teniendo en cuenta que necesitará unos 15 minutos para recuperar el ritmo.

Aquí os dejamos tres métodos para que vosotros decidáis cual se acopla mejor a vosotros y vuestros hijos, pero en Ensenya´m estamos para asesoraros y acompañaros en este proceso, el cual sabemos que no es fácil.

A modo de resumen y conclusiones os dejo estos puntos:

 Elogios y recompensas: elogiar por cada etapa de la rutina que consiga completar.

 Coherencia: todas las personas deben aplicar las mismas normas y rutinas.

 Rutina: no hacer excepciones para adaptar la rutina a las peticiones del niño.

 Límites: previamente establecidas indican quien mandan.

Advertencias: informar lo que viene después de la rutina.

Contención: no dejarse abrumar por el llanto de su hijo.

Responsabilidad: implicarle con pequeñas tareas.

Relajación: la hora de acostarse y los momento previos deben ser un periodo de calma. El baño y la lectura de un cuento ayudan al niño a relajarse.

Es un aprendizaje, repitiendo rutinas a las que asocie objetos, lugares y momentos, para lo que hay que recordar:

Para generar un buen hábito de sueño no es tarea de un día, ya que se aprende por repetición de rutinas.

Las respuesta a sus demandas hará que repita o no comportamientos para obtener lo que quiere.

Los hábitos hacen que el mundo del niño sea predecible y seguro.

Los niños necesitan de esa seguridad para sentirse feliz.

Si lloran se debe de acudir a calmarlos, pero sin encenderles las luces y con mucha tranquilidad.

La actitud de los padres debe denotar seguridad.

Debe asociar la hora de dormir a elementos externos que permanecerán con él toda la noche.

No es el niño quien dice cómo o qué necesita para dormir, son los padres los que enseñan.

LIBROS

Duérmete, niño” Cómo solucionar el problema del insomnio infantil. Dr. Eduard Estivill y Sylvia de Béjar.

Cuentos para antes de ir a dormirEduard Estivill y Montserrat Doménech.

Buenos hábitos y malos hábitosGuías para padres, 21. Dr. John Pearce.

El sueño infantil” Guía práctica para enseñar a los niños a dormir bien. Siobhan Stirling.

Guía práctica para tener bebes felices y tranquilos”. Tracy Hoggy y Melinda Blau

Queremos hijos felices”. Silvia Álava.

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