¿PUEDE MI HIJO TENER ALTAS CAPACIDADES?

Como padres, al ver crecer a nuestros hijos vemos las diferencias entre unos y otros, e incluso entre sus amigos. Estas diferencias se pueden deber a diferentes velocidades del desarrollo que llevan los niños, ya que cada uno es un mundo y diferente al resto, también se puede ver la diferencia en la fluidez del habla,…, pero no son suficientes para hablar de altas capacidades. Sólo tener habilidades avanzadas en lenguaje, música,…, pero sin poder llegar a hablar de altas capacidades, sino de talento.

Una vez ya en la edad escolar, aparecen rasgos que nos pueden hacer dudar a padres y profesionales de si ese niño pudiera ser superdotado.

La diferencia entre talentoso y superdotado, es que estos últimos destacan en todas las áreas del aprendizaje y tener un CI de 130 o más, mientras que los primeros sólo en un área, estando por debajo de la media en el resto.

¿Se nace o se hace?

Los especialistas confirman que la inteligencia no es sólo una cuestión de herencia genética. El niño hereda la capacidad intelectual de sus padres, pero también es estimulado intelectualmente. Lo importante es motivarle a aprender cosas conforme él lo vaya pidiendo, sin obligarle ni forzarle.

¿Cuáles son sus características? Aquí te presentamos una lista, de las cuales no debe cumplirlas todas:

  1. tener un vocabulario y nivel de comprensión de lectura inusualmente avanzado. De bebés, por ejemplo, ya tienen facilidad para hablar.
  2. tienen un desarrollo psicomotriz adelantado, por ejemplo, a la hora de levantar la cabeza.
  3. demandan mucha atención.
  4. son intensos en sus emociones. Son niños hipersensibles emocional y sensorialmente.
  5. tienen una energía descomunal.
  6. prefieren jugar con puzles o legos.
  7. comienza a leer temprano.
  8. muestra un gran interés y conocimiento sobre temas o área concreta.
  9. tiene una excelente memoria. Recuerdan detalles muy precisos de las cosas, sonidos, lugares,…
  10. establece relaciones, hace generalizaciones y/o transfiere el conocimiento de un área a otra.
  11. muy creativos, curiosos, tienen mucha iniciativa, imaginación y habilidades para resolver problemas.
  12. disfruta en los retos o debates.
  13. pueden llegar a ser intolerantes con los que no siguen su ritmo de pensamiento.
  14. tiene habilidades de liderazgo y confianza en sí mismos.
  15. absorben información rápidamente.
  16. tienen un gran nivel de concentración, pero se aburren con las tareas rutinarias.
  17. prefieren compañeros de juegos más mayores que ellos o estar en compañía de los adultos.
  18. son muy autocríticos y perfeccionistas, con un alto grado de exigencia para sí mismos y con los demás.
  19. muestran, normalmente, un rendimiento menor, para mantener el lugar en el grupo y/o no llamar mucho la atención.
  20.  tienen mucha energía, lo que en algunas ocasiones se puede confundir con hiperactividad.
  21. siempre tienen necesidad de saber más y hacer preguntas.
  22. prefieren el trabajo individual que en grupo.
  23. pueden parecer desatentos o distraídos. Esto es debido a que su cerebro recibe demasiada información y se “sobrecarga”, ya que debe separar lo irrelevante de lo importante.
  24. se pueden aburrir en clase.

¿Y cómo actúo con un niño superdotado?

  1. no olvides que el niño es él y debe sentirse seguro y protegido. No puede tomar sus propias decisiones, por ejemplo. Sigue necesitando a sus padres.
  2. buscar desafíos intelectuales dentro y fuera de la escuela. Aprenden a rendir menos en la escuela porque no necesitan tanto tiempo de aprendizaje como el resto, por lo que se acostumbran a no esforzarse ni practicar. Por lo que sería conveniente darle retos para que se pueda enfrentar a ellos y se supere, tanto dentro como buscándole actividades fuera del colegio.
  3. darle la oportunidad de que tome sus decisiones respecto a actividades extraescolares, lecturas,…

Si crees que tu hijo o hija puede tener altas capacidades, primero acude a un profesional para que te de una segunda opinión. Y es muy importante estar atentos a ellos, ya que no suelen ser niños que tengan esa atención. Prestarle atención para que no caiga en la incomprensión y frustración.

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