DESMONTANDO MITOS DEL TDAH

 

Ya que estamos este mes con el TDAH y que ya tenemos información sobre lo que es, vamos a ver lo que no es, vamos a desmontar mitos.

Mito 1: El TDAH es culpa de los padres y su diagnóstico es poco fiable.

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo, que afecta a:

-la capacidad de regular su nivel de actividad (hiperactividad).

-inhibir o frenar sus ideas, pensamientos, comportamientos (impulsividad).

-prestar atención (inatención).

La fiabilidad del diagnóstico es muy alta.

Por lo tanto no es culpa de los padres y de una mala educación, falta de comunicación, afectividad, nacimiento de un hermano, cambio de colegio,…, estos factores pueden agravar la situación, pero ya existía un trastorno de base.

Mito 2: El TDAH es una enfermedad nueva. Es un invento

El TDAH fue descrito ya en 1865 por el Alemán Hoffman en el cuento Der Struwwelpeter y en 1902 por el Inglés Still y por el Español Rodríguez-Lafora.

Inicialmente se llamó Disfunción Cerebral Mínima, hasta 1960 que se le llamo Síndrome del Niño Hiperactivo o Reacción Hipercinética de la Infancia, y en 1980 se le cambió el nombre a Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.

La frecuencia es similar en todo el mundo, entre el 2 y el 6% según diferentes estudios.

Los padres no van al especialista por capricho, sino porque el niño tiene problemas serios en casa, en el colegio, con su rendimiento escolar, con su funcionamiento social, y con su control de impulsos.

Mito 3: Los síntomas de TDAH son leves, se trata de una enfermedad falsa, fruto del poco aguante de los padres de hoy, del perfeccionismo y la exigencia excesivas.

El TDAH tiene un efecto muy negativo sobre la persona que lo padece.

A largo plazo, y si no se trata correctamente, reduce  el rendimiento académico del niño, lo que puede llevar al fracaso escolar, abandono de los estudios o repetición de curso. Y si pasan sin haber adquirido los conocimientos, el siguiente curso les cuesta más.

También afecta al desarrollo social y emocional, por los problemas de impulsividad, por lo que tienen pocos amigos de verdad.

También es frecuente por todo ellos, que aparezcan síntomas depresivos. Y si no son tratados adecuadamente, comportamientos negativistas, desobediencia, desafío a la autoridad, abuso de alcohol y drogas, …

Mito 4: El TDAH sólo afecta en la niñez y desaparece en la adolescencia.

Si que es cierto que algunos síntomas disminuyen con la edad, pero no desaparecen.

La inatención y la impulsividad permanecen tanto en adolescentes como adultos.

Mito 5: El TDAH sólo afecta a los niños y no a las niñas.

Es más visible en niños. Las niñas con TDAH suelen pasar más desapercibidas porque tienen menos hiperactividad y menos conductas negativistas desafiantes, comparadas con los niños. Ellas tienen menos síntomas de depresión pero más de ansiedad.

Y es por ello, que muchas veces, su diagnóstico es tardío, hasta que en el instituto empiezan a tener problemas con el rendimiento escolar.

Mito 6: El TDAH lo debe diagnosticar y tratar primero el neuropediatra, y si no mejora, entonces el psiquiatra infantil.

Un diagnóstico correcto y temprano es el primer paso para un buen manejo del TDAH y para prevenir sus complicaciones. Normalmente son los padres, profesores, psicólogos escolares, pedagogos, o pediatras los que primero sospechan un posible TDAH en un niño que tiene síntomas o problemas.

Un pediatra con experiencia y formación puede hacer un diagnóstico inicial e incluso iniciar un tratamiento, y el especialista hacer el diagnóstico definitivo.

Mito 7: El tratamiento del TDAH deber ser primero sin medicación, y si no mejora se puede usar medicación, porque los fármacos son peligrosos.

El tratamiento del TDAH debe incluir 3 partes: psicoeducación para los padres (qué es el TDAH y pautas para manejar la conducta del niño); apoyo y adaptación escolar; y tratamiento farmacológico.

El tratamiento del TDAH no debe ser nunca solamente dar la medicación.

Hay varios tipos de medicación que han demostrado su eficacia en el TDAH: estimulantes ( Metilfenidato: Rubifén®, Concerta® y Medikinet®), y no estimulantes ( atomoxetina (Strattera®)).

La elección de una u otra la debe hacer el especialista analizando a cada paciente, empezando con una dosis inicial para alcanzar la adecuada.

Mito 8: Es mejor no dar medicación al niño y usar psicoterapia u otros abordajes no farmacológicos.

La psicoterapia que ayuda al niño con TDAH es el entrenamiento de los padres sobre los síntomas del TDAH, y sobre cómo controlar y manejar mejor el comportamiento del niño, pero sólo la psicoterapia no funciona.

También es muy útil el apoyo escolar, con técnicas de estudio.

No existe evidencia que oír música de diferentes tonos sirva, los tratamientos homeopáticos como agua magnetizada, hierbas de diferentes tipos, ácidos grasos Omega-3 tampoco han demostrado eficacia.

Mito 9: Las medicaciones producen adicción, porque son drogas.

Es falso que el metilfenidato produzca adicción. Aunque es similar a la anfetamina, a dosis normales no produce efecto euforizante.

Mito 10: La medicación produce una reducción del crecimiento en altura del niño.

Algunos estudios han mostrado una reducción de la ganancia esperada de altura en los primeros 3 años de tratamiento, aunque la significación clínica de estos datos es difícil de valorar. Otros estudios encontraron una menor talla de los niños con TDAH tratados con estimulantes a los 18 años, pero no encontraron diferencias más tarde, porque los adolescentes con TDAH completaron su desarrollo un poco más tarde, y alcanzaron tallas similares a los controles.

En estudios donde se interrumpía el metilfenidato los fines de semana y en vacaciones no se observó ninguna ventaja en el crecimiento, por lo que no se recomienda parar el tratamiento los fines de semana ni en vacaciones. La talla y el peso deben monitorizarse de cerca, y en aquellos niños que pierden peso o no ganan peso adecuadamente se pueden usar suplementos energéticos y calóricos.

Información obtenida de https://www.fundacioncadah.org/web/

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