CÓMO PODEMOS AYUDAR A LOS NIÑOS TÍMIDOS

Cada niño es diferente al resto desde que nace. Este lo vemos claramente cuando los comparamos, incluso si son hermanos y gemelos. Pero tienen patrones de comportamiento parecidos, por eso tendemos a compararlos. A pesar de que la personalidad de cada uno no se forma hasta pasada la adolescencia. Pero algunos rasgos de personalidad, que se llama temperamento, si que es cierto, que están presentes desde la infancia. Como puede ser la timidez.

Este temperamento, que se irá desarrollando poco a poco, dependiendo de los aprendizajes de vida y de los padres, culminará en la adolescencia.

La timidez es un rasgo negativo, pero que puede dificultar la expresión de sentimientos y pensamientos, y por tanto, disminuir la posibilidad de establecer vínculos afectivos con sus semejantes y reducir la calidad de estos. Ello es debido a que no expresan sus emociones y pensamientos con facilidad e intentan llamar la atención lo menos posible.

La timidez puede darse porque el niño o bien no tiene habilidades sociales que le ayuden a relacionarse con los demás, como puede ser comenzar una conversación, saludar, saber decir que no, hacer bromas,…, o que las tenga, pero tenga miedo de ponerlas en marcha por el miedo a ser criticado o ridiculizado. La timidez se vincula a la autoestima y seguridad.

Un niño tímido:

  • va a tender a no expresarse en presencia de desconocidos o gente en la que no confíe.
  • buscará entornos más seguros y evitará la exposición o llamar la atención.
  • tiene un comportamiento más reservado.
  • no participa en clase. No porque no tenga los conocimientos, sino porque siente vergüenza y miedo a equivocarse.
  • ansiedad anticipatoria.
  • analiza cada situación y actúa después.
  • puede limitar la interacción con el entorno y dificultar las relaciones sociales.
  • puede hacerle perder oportunidades por miedo o vergüenza, como ir de campamento, realizar actividades extraescolares,…
  • podría verse con problemas en la relación con adultos. Puede que se relacionen bien con iguales pero se sientan coartados con los adultos, como puede ser hablar con un profesor.
  • pero quiere participar activamente en todo.

Pero no hay que confundir timidez con introversión. Los niños introvertidos necesitan menos niveles de activación externa que una extravertida, por lo que necesitan menos contacto social. Pero uno tímido, puede que no lo manifiesta por miedo o inseguridad, pero si que lo necesita.

¿Cuándo es un problema?

Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, por lo que necesitamos el contacto físico y emocional de los demás. Aunque en este contacto existe una gran variabilidad, ya que puede ser que el contacto que necesitemos sea más grande o menos. Esto también lo observamos en los adultos. Hay quienes necesitan un contacto constante con amigos y familiares, y otros prefieren tener mucho espacio para ellos mismo.

La clave es que cada uno se sienta satisfecho con la cantidad y calidad de sus relaciones.

Hay niños que aunque se lleven bien con otros y no sientan vergüenza, si que busquen bastantes momentos para jugar en solitario. Lo cual no es un problema si se siente feliz. Hay otros niños que son muy selectivos a la hora de elegir a sus amigos, y tiene pocos pero bien elegidos. Todo ello es algo normal.

Pero debemos estar atentos a:

  •  la cantidad de amigos que tiene el niño no es suficiente, y tiene la necesidad de ampliar su círculo de amigos pero le da vergüenza acercarse a otros niños o grupos que no conoce y entablar nuevas amistades.
  • la calidad de los amigos no es satisfactoria.
  • y estas dos situaciones le genera malestar, que debemos ayudar a eliminar.

Es entonces cuando tenemos el problema, cuando la timidez afecta de manera importante a su vida, y no consigue socializarse adecuadamente, lo cual le puede llevar a situaciones y sentimientos de aislamiento, rechazo o tristeza.

¿Y cómo les podemos ayudar?

  1.  Alienta sus logros: es muy importante que ellos vean como sus actuaciones son alentadas como algo positivo por parte de padres y profesores. Si les felicitamos ellos se sentirán más confiados y reforzamos esa conducta y sus representaciones futuras.
  2. Enseñales a valorar positivamente sus errores. Hay que enseñarles que no pasa nada por equivocarse, que eso nos ayuda a aprender, y que todos, incluso los adultos, nos equivocamos. Los niños tímidos tienen miedo a equivocarse, y por ello muchas veces no actúan.
  3. No les señales o critiques.
  4. Incrementa autoinstrucciones positivas y autorrefuerzos. Normalmente minusvalorar sus logros y maximizar sus errores, autorreforzándose en el “no puedo…”, “no se…”, y esto es algo que debemos de cambiar.
  5. Exponerle a situaciones sociales desde pequeño: llevándole a la placeta,  a parques de bolas,…, donde esté en contacto con otros niños, y ahí pueda poner a prueba sus habilidades sociales y afrontar inseguridades. Es importante que en estas situaciones, sobretodo al principio, tenga alta probabilidad de éxito, e iremos aumentando la dificultad poco a poco. Por ejemplo, al principio puede hacer una fiesta con niños conocidos, y luego pasar a ambientes desconocidos.
  6. Darle oportunidades para que pueda ir desarrollándose socialmente: apuntarlo a excursiones, campamentos,…
  7. No forzarle, ha que respetar su ritmo de relacionarse: hay que favorecer el contacto social, pero sin forzarle u obligarle a jugar o acercarse a otros niños que él no quiere. Ya que lo verá como algo obligatorio, a lo cual se resistirá y dificultará el superar el objetivo. Hay que darle tiempo y que fluya el acercamiento de manera natural.
  8. La sobreprotección no ayuda.
  9. Los padres somos los primeros ejemplos para los niños. Aprenden con nuestros modelos a relacionarse con los demás. Si él ve que nosotros somos tímidos, que nunca salimos con amigos,…, el tendrá menos oportunidades de vernos en acción y aprender de nuestras interacciones. O si lo ve y tenemos muchas dificultades, también aprenderá a relacionarse así con los demás.
  10. Favorecer su toma de decisiones y responsabilidad, haciéndole participe de su toma de decisiones, para que se sienta más seguro. Estas decisiones pueden ser muy sencillas, desde donde quiere ir por la tarde, a qué le apetece jugar o que prefiere cenar. Pero lo importante es hacerlas efectivas.
  11. Respetar sus aficiones, ya que si lo apuntamos a lo que ellos nos dicen que les gusta, aumentamos su seguridad y la socialización.
  12. De todas formas le podemos apuntar a teatro o jugar a roles. Para que aprenda diferentes roles y maneras de actuar mediante observación. En ellas aprenderán tanto habilidades sociales para relacionarse con los demás, como la capacidad para decir que no o el manejo de los conflictos.
  13. Favorecer que se exprese. A menudo estos niños se guardan para sí lo que sienten, por ello estas técnicas son muy importantes.
  14. Mostrarnos contentos con las interacciones que tenga, ya sea con niños o con adultos.
  15. Ayudarle a resolver conflictos con los demás. Le explicaremos que los enfados con los demás son normales. Podemos analizar la situación con él y ayudarle a resolverlo.
  16. No compararle con otros niños, y menos en público, ya que cada uno es diferente y tiene su personalidad.

En Ensenya´m tenemos un programa de Habilidades Sociales para niños y adolescentes, que os invitamos a que nos consultéis. Pero también trabajamos con técnicas de autoinstrucciones, relajación, modelado,…

En el programa que llevamos a cabo, los objetivos son:

  • potenciar la itneracción de los niños con sus iguales.
  • disminuir el nivel de retraimiento e inactividad.
  • fortalecer su autoestima.
  • desarrollar la inteligencia emocional.
  • reducir la ansiedad vinculada a interacciones sociales y grupales.
  • aumentar las habilidades sociales.

Nos gustaría saber que hacéis vosotros para ayudar a vuestro niños a superar esa timidez, si es que lo son.

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