LOS TERRIBLES DOS AÑOS ¿CÓMO SUPERARLOS?

Si se acercan los dos años de tu pequeño este artículo te interesa.

Los dos años también son conocidos por los padres como los terribles dos años  o la primera adolescencia. Porque a partir de esta edad, los niños experimentan un deseo constante de ganar independencia, berrinches y cambios de conducta. Pero todo es normal.

Es el inicio de una etapa que determinará su conducta futura.

Ellos se empeñan en manifestar sus preferencias y tomar sus propias decisiones para reafirmar su personalidad y demostrar que tiene control sobre su entorno. El problema es que los límites no se lo permiten y por lo tanto se frustra.

Muchos papás comparan esta edad con un campo de batalla ya que, durante esta etapa los niños suelen desafiar los límites, creen que son independientes pero exigen que estemos allí para observar todo aquello que hacen o dicen, comienzan a tener caprichos más a menudo, dejan los pañales, empiezan a caminar con mayor fluidez lo que se convierte en toda una aventura.

Pero también empieza una etapa bonita, porque comienzan a hablar con más regularidad, preguntan cosas, por lo que empezamos a tener otro tipo de comunicación con ellos.

Es una época en la que l@s niñ@s se desarrollan intelectual, social y emocionalmente; muestran lo que necesitan y quieren explorar el mundo exterior, y necesitan saltarse los límites, nos retan para probarse a sí mismos sin saber hasta dónde pueden llegar.

Por eso suelen responder con un NO de manera explícita a todo lo que se les pide o hacen como que no nos oyen, llegando a expresan su autoafirmación con pataletas y rabietas.

Esto no quiere decir que el niño o la niña sea desobediente, sino que a empezado a ser independiente, lo cual es necesario para que madure. Y los padres no debemos de ser permisivos en esta etapa y seguir educándoles como lo estábamos haciendo hasta ahora, con nuestras normas y límites.

Esta etapa no ha hecho nada más que empezar, y durará hasta casi los cinco años. Pero también puede negarse a cumplir nuestras normas o indicaciones para:

  • llamar nuestra atención. Ya que normalmente estamos pendientes de ellos cuando se comportan de manera inadecuada. Nos es muy fácil decirles lo que no está bien, lo que no deben de hacer, pero no lo que si deben de hacer, no solemos reforzar los buenos comportamientos ni decirles lo contestos que estamos con ell@s cuando están haciendo bien las cosas como, cuando recogen solos, comen sentados, están tranquilos viendo la tele, juegan con sus hermanos sin pelearse,…
  • están acostumbrados a que hagamos por ellos lo que les hemos pedido, como recoger, poner la mesa, prepararse la mochila para los más mayores,… Muy a menudo lo hacemos para no pelear con ellos y evitar una rabieta, pero lo que estamos consiguiendo es que aprendan a que diciendo NO en el momento adecuado no sólo no realizan la acción, sino que además lo hacemos nosotros por ellos sin decirles nada más.
  • no nos escucha porque está distraído en otra actividad, ya sea jugando, viendo la televisión,…, por lo que si no nos oye no nos puede hacer caso. Por lo que lo primero que debemos hacer es asegurarnos que nos mira a la cara, para entonces pedirle lo que queremos que haga, ya que de ese modo estamos seguros 100% que nos ha prestado atención.
  • está recibiendo demasiadas órdenes a la vez, por lo que se queda a medias de todas. Muchas veces los padres vienen a consulta por este tema, diciendo que se porta mal, que desobedece, que no acaba las tareas,…, y cuando hablamos con los padres sucede esto. Las órdenes las debemos de dar de una en una y adaptadas a su lenguaje y edad. Por ejemplo no le podemos decir “recoge, prepárate el pijama y ven al baño”, porque seguramente acabe en el baño sin el pijama y los juguetes a medio recoger. Es mucho mejor darle las indicaciones de una en una. “Recoge los juguetes que es hora de ir al baño.” “Recoge y cuando estén los juguetes recogidos avísame”. La segunda, “Prepárate el pijama que vamos al baño”. y así nos aseguramos que lo cumpla todo.
  • no comprende lo que le mandamos. Ya sea porque no nos prestan atención, no usamos un lenguaje adecuado para ellos o les damos muchas indicaciones a la vez.

Debemos de recordar que no se comportan mal para enfadarnos, sino para autoafirmarse como un ser autónomo y no como una extensión nuestra, por lo que tienden a decir NO, lo quieren todo ya, pueden llegar a ser agresivos, rechazan la ayuda para caminar o comer, lloran más, hacen todo lo que está prohibido, es posesivo con sus juguetes, pueden llegar a golpear, morder cuando se desespera.,,,

Todo ello normal para alcanzar su independencia.

En esta etapa es muy importante para poderla superar con éxito, el que los papas sean un equipo, trabajen de la misma manera y establezcan los mismos límites, para no mandarle un doble mensaje y que se cojan al que más les interese.

¿Y qué debo hacer como padre/madre?

  • Marca unos límites. Todos los niños necesitan las normas para sentirse seguros, porque saben lo que tienen que hacer, ya que no les podemos permitir que hagan lo que quieran. Por ejemplo, antes de ir al parque le podemos dar 3 o 4 normas sencillas como no pegar a otros niños, no colarse en la fila del tobogán, no quitar ningún juguete…y lo que pasará si no las cumple, se sentará con nosotros y no jugará, volveremos a casa,…
  • Ayúdale a controlar su agresividad. Hazle ver que cuando pega o empuja a otro niño, le hace daño y te pone triste, ya que para ellos, a los dos años, lo de poner triste a papá y mamá no les gusta.
  • Intenta ponerte en su lugar cuando esté enfadado o descontento porque no ha logrado lo que quería. Cuando le veamos llorar le podemos, además de consolar, darle una alternativa. “Se que estás enfadado porque querías el tren, pero no nos da tiempo de montarlo, ¿que te parece si jugamos con los coches que están ahí?” “Entiendo que estés enfadado porque querías jugar con la pelota, pero en casa no se puede, ¿qué te parece si recogemos todo y vamos al parque con la pelota?”
  • Permítele que tome decisiones como seleccionar su ropa, juguetes, la fruta comerá, etc.
  • No te anticipes a sus deseos. Espera a que los exprese, los pida, así se sentirá más independiente.
  • Sugerirle actividades alternativas cuando no pueda o no deba hacer algo. En lugar de no grites, baja el tono de voz, en lugar de no saltes en el sofá se le puede decir baja al suelo a jugar conmigo,…
  • Quitarle de su alcance objetos que le vas a prohibir tocar, por peligrosos o frágiles.
  • Enséñale autocontrol. No te enfades, debes de estar tranquila y empática, para que se relaje, tranquilice y nos vuelva a escuchar.
  • Elimina el castigo físico, que con frecuencia es ineficaz y lo vuelve más temperamental.
  • Contesta a sus preguntas de manera clara y entendible, aclarando sus dudas o peticiones para que comprenda nuestras razones. Pero ello sin olvidar que es un niño y no un adulto pequeño, que no lo va a entender todo, por lo que el mensaje debe ser directo y utilizando palabras que entienda.
  • No esperar a que esté quieto.
  • Premia la buena conducta, teniendo en cuenta que tiene que descubrir el mundo que le rodea.
  • Utiliza el tiempo fuera. Sirve para corregir conductas no deseadas, aislándolo durante un minuto por año de edad, en un lugar que sea aburrido, porque si lo ponemos en su habitación él solo, lo más normal es que cuando vayamos nos lo encontremos jugando, por lo que el tiempo fuera no ha servido para nada. Un sitio muy aburrido para ellos es el pasillo o el recibidor, en la entrada de casa, ya que allí no hay nada para jugar. También nos puede servir la trona, el carro,…, un espacio donde no le prestemos atención a la conducta, par que aprendan que con ese modo de comportarse no les vamos a hacer caso.
  • Juega con él. Esta es una edad en la que ellos tienen mucha energía. Es importante que dediques tu tiempo a él.
  • Préstales atención a lo que dicen. Suelen comentar todo lo que hacen durante el día, por lo que es importante escucharles y atender a sus gestos y actitudes, ya que al estar construyendo su personalidad es importante el tiempo que les dedicamos, el cual debe ser de calidad, dándoles la protección que necesitan.
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